Trastorno Mental
Las dificultades por las que pasan las personas a lo largo de su vida, en ocasiones hacen que esta se vea afectada por una serie de síntomas que desembocan en un trastorno, que en algún momento puede llegar a ser un trastorno mental grave.
Las personas que son diagnosticadas de una enfermedad mental grave, son aquellas que pueden presentar sintomatología positiva, como alucinaciones o delirios, aunque la sintomatología negativa asume el protagonismo en estos casos. El diagnóstico puede ser un trastorno del espectro de la psicosis, un trastorno bipolar o trastornos graves de personalidad. En todos ellos, se pueden ver afectados los diferentes ámbitos de su vida personal, laboral y social, disminuyendo su participación en la comunidad y padeciendo en ocasiones limitaciones funcionales persistentes y de larga duración.
El diagnóstico ocasiona en la persona una estigmatización y discriminación social que perjudica en su recuperación y rehabilitación, viéndose afectado su contexto cercano y su calidad de vida, ya que la persona interioriza este estigma viéndose reflejado en su autoestima y autoconcepto, dificultando así la mejora del trastorno y su calidad de vida.
La adecuada intervención psicológica no solo es fundamental para atenuar sus síntomas, sino también para la prevención de recaídas, mantenimiento y recuperación de su autonomía y evitar así el aislamiento social que en ocasiones se ven inmersos. Mediante la terapia de aceptación y compromiso se aplicarían estrategias que vengan a mostrar que los eventos privados de la persona no tienen por qué determinar el comportamiento y pueda tomar distancia de tales eventos, adquiriendo capacidades para que su vida sea lo más normalizada posible.