Sobre la filosofía de mindfulness

Mindfulness no es suficiente para la liberación del sufrimiento, precisando ser complementado con la ética y la sabiduría.

En los últimos años, la práctica de mindfulness ha experimentado una enorme expansión. Esto tiene su lado bueno, y también, malo. Como todo recurso que se pone de moda, corre el riesgo de convertirse en un producto de consumo que acaba desvirtuándose, y actualmente, nos encontramos en ese punto, al menos, por parte de personas que se dedican a la enseñanza de mindfulness, llegando al punto de pretender que la atención plena es una panacea para todos y cada uno de los males del mundo. Como decía un buen psicólogo, un día tendremos yogures con mindfulness… Sí, hemos llegado al punto en que la atención plena se ha desdibujado a manos incluso de profesionales de la psicología y la psiquiatría, confundiéndose con meditación, o peor, con una técnica de relajación. Desde luego, mindfulness no es ni una cosa ni otra…

Al margen de lo anterior, en esta ocasión quiero hablar de la filosofía de mindfulness, o desde mi punto de vista, de lo que algunos, erróneamente, llaman “filosofía de vida” de mindfulness. Para comprender esto, en primer lugar, quiero que aclarar una cosa, y es que mindfulness es un recurso soteriológico, es decir, un medio para liberarse del sufrimiento. Probablemente, el lector tiene conocimiento de que la práctica de mindfulness tiene su origen en el budismo — o al menos, esto es lo que nos suelen contar — , y fue expandida por Jon Kabat-Zinn, mal llamado padre de la consciencia plena — como si este recurso hubiera sido engendrado por él… — . Bien, el padre del budismo, Siddartha Gautama, habló en sus enseñanzas de Cuatro Nobles Verdades: (1) en la vida hay sufrimiento; (2) en sufrimiento tiene unas causas; (3) el sufrimiento puede cesar; (4) hay un camino hacia la liberación del sufrimiento, el Noble Óctuple Sendero. Es en el Camino Óctuple donde debemos detenernos un momento para comprender qué es mindfulness, qué no es, y si es o no una filosofía de vida. En concreto, los componentes de este camino son los siguientes:

ÉTICA

  1. Recta palabra: no mentir, calumniar, insultar, etc.
  2. Recta conducta: no realizar actos que dañen a los demás o a uno mismo.
  3. Recto sustento: no ganarse la vida con actividades inmorales o ilícitas.

SABIDURÍA

4. Recto entendimiento: modo correcto de ver y comprender la realidad.

5. Recto propósito: modo correcto de pensar y querer.

MEDITACIÓN

6. Recto esfuerzo: perseverancia y esfuerzo equilibrado al meditar.

7. Recta concentración: cultivo de la atención y la serenidad.

8. Recta atención: consciencia sin elección (mindfulness)

Como vemos, mindfulness es solo la octava parte del Óctuple Sendero y una tercera del componente “meditación”. Por tanto, aún siendo fundamental en el camino propuesto por Buda, mindfulness no es suficiente para la liberación del sufrimiento, siendo complementos necesarios tanto la sabiduría como la ética (tampoco mindfulness es meditación, sino que ésta es el vehículo a través del que se cultiva y entrena). Mindfulness simplemente es la manera correcta de prestar atención, haciéndolo de manera intencional, con curiosidad, ecuanimidad, lucidez, y recordando recuperarla siempre que nos demos cuenta que la hemos perdido. Nada más, “simplemente” eso. Es decir, mindfulness por sí mismo no implica ningún modo concreto de vivir, ninguna filosofía concreta de vida. Lo que sí es cierto es que, desde le punto de vista budista, para que exista esa calma psicológica a la que conduce la práctica de mindfulness, es preciso eliminar fuentes potenciales de sufrimiento y agitación. En este sentido, se hace necesario vivir acorde a unos principios éticos y sabios que lo garanticen. Por ejemplo, por lo general, uno no se va a la cama tranquilo, no tiene calma mental, después de haber robado en una tienda o dañado a alguna persona.

No obstante, en occidente, en la práctica de mindfulness, al menos la que hacemos en psicología, hemos extraído esa recta atención del camino propuesto por Buda. Por ello, precisamos recontextualizarlo dentro de un paquete más amplio, que en el caso de la psicoterapia o los programas de entrenamiento en mindfulness, son los valores personales. Aunque también es cierto que recientemente se está trabajando con la compasión, algo que podría considerarse una imposición de valores y motivaciones concretos.

Aún así, también en occidente contamos con una filosofía propia, muy similar a la budista, por lo que no es necesario ir a oriente para encontrar esta manera de afrontar la vida. Me refiero, claro, a la filosofía estoica. Atendamos, por ejemplo, a un par de máximas de Epicteto:

“De todas las cosas del mundo, unas dependen de nosotros y otras no. Dependen de nosotros nuestros juicios y opiniones, nuestros movimientos, nuestros deseos, nuestras inclinaciones y nuestras aversiones: es decir, todos nuestros actos.”

“Ten siempre muy en cuenta que el objeto de tus anhelos es obtener aquello que deseas, y el de tus recelos evitar lo que temes. Porque es cierto de toda certeza que el que no obtiene lo que desea es desgraciado, y es infeliz el que cae en lo que más temía. Si no tienes, pues, aversión sino a aquello que se opone a tu verdadero bien (que es lo que de ti depende), jamás caerás en aquello que temes; ahora bien, líbrate del temor a la muerte, a las enfermedades o a la pobreza, porque entonces vivirás infeliz y miserable. Es decir: aparta tus temores de las cosas que, por no depender de ti, son inevitables y colócalos en aquellas que de ti dependan. En cuanto a tus deseos, obra de igual modo; porque si eres tan loco como para desear algo que no puedes alcanzar, es señal evidente de que aún no estás en disposición de conocer aquello que se debe desear. Luego, mientras llegas a este estado sereno, conténtate con desear y temer las cosas suavemente, cautelosamente, examinándolas con cuidado y serenidad.”

Como podemos ver, el filósofo está ofreciendo un punto de vista muy similar al descrito por Buda, tanto en el Camino Óctuple como en las Nobles Verdades.

En resumen, podemos concluir lo siguiente:

a) Mindfulness no es meditación

b) Mindfulness no implica, por si mismo, una filosofía de vida.

c) Es necesaria una filosofía de vida concreta para que mindfulness funcione a pleno rendimiento como recurso soteriológico.

d) La filosofía budista guarda mucha similitud con el estoicismo occidental.

e) Mindfulness es algo que la humanidad lleva haciendo desde el inicio de su existencia, aunque sí es de justicia decir que el refinamiento de su desarrollo, a través de la meditación sistematizada, es de origen budista